jueves, 19 de mayo de 2011

"Aquella tarde......"


La tarde del 27 de diciembre de1991 cambió mi vida por completo. Estaba en Bariloche disfrutando de mi viaje de egresado de 5to. año, cuando en una excursión tuve un accidente que me dejó cuadriplégico y con respiración asistida.
Con muchas dificultades pudieron traerme a Córdoba al Hospital Italiano, donde estuve internado tres meses y medio en terapia intensiva y cuatro y medio en pieza común. Doy gracias por el personal médico que reatendió.
Desde el instante del accidente Dios estuvo conmigo, mi familia y amigos dándonos fuerzas para luchar y la gracia de comenzar a recuperarme lentamente.
Los primeros tres meses fueron muy difíciles, tuvieron que operarme en la columna cervical para evitar problemas en un futuro.
Al cuarto mes, estando ya en mi habitación, comenzó el gran milagro. Al principio podía respirar por mis medios 3 minutos y me fatigaba, Luego con mucho esfuerzo propio y de los fisioterapeutas pasé a respirar 5 minutos, 10,15, etc., hasta llegar a estar todo el día sin respirador. Este proceso duró aproximadamente 45 días.
El 31 de julio de1992, día de San Ignacio, dejé por completo el uso del respirador, “milagro completo”. Interiormente sentía que podía seguir mi vida en una silla de ruedas, pero nunca pude imaginarme dependiendo de un respirador, Dios escuchó mis oraciones y me regaló nuevamente poder respirar.
El 31 de agosto de 1992 regresé a casa después de 8 meses complicados para todos. Allí me encontré con una gran pregunta…¿Ahora qué hago?...
Antes del accidente ya me había pre inscripto en la carrera de Diseño Industrial en la U.N.C. y se me presentaba este gran desafío de cómo hacer esta carrera universitaria que tenía un 80% de materias con dibujos y maquetas.
Pidiendo asesoramiento me recomendaron estudiar computación, específicamente un programa de dibujo llamado AutoCAD.
En el año 1993 pudieron comprarme una computadora y comencé en casa a tomar clases de computación con un ingeniero, de esta manera en 1994 comienzo otro gran desafío, ir a la facultad.
El primer año me acompañó mi padre, era un alumno más. Debo reconocer que profesores y compañeros nos hicieron sentir muy cómodos, siempre estaré agradecido.
A partir del segundo año comencé a ir solo, eso me ayudó a sentirme más independiente y a integrarme con mayor facilidad con los demás.
Fueron 7 años muy lindos, con días difíciles, mucho esfuerzo, muchas alegrías y objetivos logrados. El 12 de diciembre de 2000, daba mi trabajo final y me recibía de Diseñador Industrial. Este logro no hubiera sido posible sin la compañía de mi familia que me apoyó desde el primer día de clases y amigos de la facultad.
Hoy en día, a casi 20 años de estar en silla de ruedas y dependiendo en todo de los demás, sigo dando gracias al Señor por muchas cosas, por la fuerza que me da día a día, por los amigos que están siempre, mi madre y hermanos y por la formación católica que recibí de pequeño.
Deseo que todos valoremos los pequeños grandes regalos de la vida, uno de ellos, poder “respirar”.

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